Desde la biblioteca digital del I.S.E.S Biblioises para todos Nota A 185 9 Octubre 2014 Por: Sergio Pellizza

06.10.2014 14:11

Este es un espacio cedido por La Opinión Austral desde hace más de siete años para aproximarnos a usted, Sr. Lector, e invitarlo a compartir el buen uso de las nuevas tecnologías, informática, Internet, como un medio de apoyo a la docencia, como una eficaz herramienta para ayudar desde la labor educativa salesiana en este vital proceso del “saber ser, sabiendo hacer

 

En un  cambio de milenio, de siglo en solo 20 años. ¿Qué ha cambiado?

Qué ha cambiado entre el siglo XX y el XXI? Una de las diferencias más profundas es la que existe entre una sociedad basada en las relaciones materiales y el contacto físico, y otra que se apoya en las relaciones comunicativas, en las que pierden peso las relaciones físicas en favor del universo mediático-relacional, el de los lenguajes.

En este nuevo siglo es notorio que la riqueza emana del conocimiento, un bien que está cada vez más amplia y libremente extendido que nunca, y, aparentemente, a disposición de todos a través de las redes. Asistimos a un proceso evidente de cambio en los modos de producción y apropiación de la riqueza, en el que la capacidad intelectual y la imaginación, la invención y la organización de nuevas tecnologías son los elementos estratégicos clave. Por consiguiente, el conocimiento y las habilidades se erigen como única fuente de ventaja relativa. En la historia de la comunicación humana, la imprenta, el teléfono, la televisión y la computadora han supuesto grandes cambios. Hoy contamos con un nuevo medio de comunicación humana, Internet, cuyo impacto en la vida económica y social hace posible una nueva economía basada en una red de inteligencia humana. En esta economía digital, los individuos y las empresas crean riqueza aplicando su conocimiento. Al igual que los tendidos de energía eléctrica, las carreteras, los puentes y otros servicios constituían la infraestructura de nuestras viejas economías basadas en la industria y la explotación de los recursos, la red se está convirtiendo en la infraestructura de una nueva economía, la del conocimiento. El mundo desarrollado paulatinamente deja de ser una economía industrial basada en el acero, los automóviles y las carreteras para convertirse en una economía digital construida a base de silicio, computadoras y redes. Si actualmente la capacidad intelectual, la creatividad y la invención son creadoras de riqueza, es evidente que el papel de la educación es y será creciente. Si las instancias productivas se alteran, si las características del trabajo cambian, es obvio que la formación básica, técnica y profesional deberá sufrir modificaciones. Frente a estos cambios se requiere de políticas urgentes. Hoy desde este espacio le pedimos, Sra. Comunidad Educativa” que reflexione y piense en estos próximos tiempos que se avecinan. Creemos necesario  identificar nuestro pensamiento que ya debe convergir necesariamente en “Pensar para en términos de siglo XXI, rescatando valores que no se han perdido, sino posiblemente, algunas veces olvidados”. Para ello nada mejor que recordar muy brevemente los últimos años y posesionarnos después en este aquí y ahora.

Hacia finales del año 2001, y como resultado de un proceso  que se venía gestando desde la década pasada, el país se vio afectado por el  impacto de una crisis  que afecto drásticamente el bienestar de la sociedad en su conjunto, con cruel incidencia en los sectores con menor capacidad defensiva. La abrupta caída de los niveles de producción  y consumo así como el fuerte deterioro en la educación y las variables sociales en este periodo,  deben servir   para que la sociedad realice  un fuerte  replanteo de este pasado.  Nuestra urgencia en este aquí y ahora es tratar de que las vías informáticas por donde circula lentamente él tren del futuro educativo Santacruceño se construyan lo más rápidamente posible. 

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